Emprender nunca es fácil, mucho menos en tiempos de crísis. Pero ante la adversidad hay quiénes piensan que en cada «crisis hay una oportunidad». Es el caso de Roly Góngora, quien acompañado por su familia se lanzaron a dos emprendimientos a la vez.
Si bien en uno de ellos (la metalúrgica), Roly ya cuenta con basta experiencia en el tema, en el otro, y mas reciente (producción de revestimientos), está haciendo junto a su esposa e hijas, «camino al andar».
«Al taller metalúrgico hace 20 años que empecé prepararlo. Fui comprando herramientas con la idea de tener un torno, una fresa y una rectificadora, porque acá en el pueblo hay muchos camiones y mucha gente de campo que necesita esos servicios», cuenta Góngora sobre como inició este proyecto.
«Siempre quise tener un taller completo para que nadie se tuviera que ir a otro lado a que le hagan este tipo de trabajos. Entonces me fui armando de a poquito. No es fácil, es caro surtirse con lo necesario», comenta.
«Hace dos años que arranqué a full con la fresa y con el torno y trabajando con clientes locales. Pero en este galpón (uno que le alquila a la familia Giampieri), hace cuatro años que estoy con soldaduras y trabajos mas básicos», agrega.
-¿Que tiene hoy tu taller metalúrgico para ofrecerle a tus clientes?
Acá hay soldaduras especiales, de cualquier tipo, tornería, fresado, corte por plasma y con autógena. Hoy estoy bastante completo para hacerles el servicio a maquinarias agrícolas y a camiones. Me faltaría un torno de mayores dimensiones, para poder trabajar las piezas mas grandes. Por ahora lo soluciono yendo a Monte Cristo a usar el torno de un amigo. Eso me implica un gasto extra, pero la solución al cliente siempre se la doy.
-¿Cómo te iniciaste en esta profesión?
Yo estudié en un colegio técnico, el ENET Nº 1 de Balnearia, soy Técnico Mecánico. Después estuve trabajando en Blangino casi 30 años en la parte de matricería, digamos que ahí hice la práctica.
–¿Siempre te gustó trabajar con «fierros»?
Sí, siempre me gustó la tornería, de jovencito ya planeaba ponerme un taller.
Cómo ha recibido la gente tus trabajos?
Bien, conformes…la gente me está conociendo de a poco. Muchos no sabían que yo me dedicaba a esto, siempre me relacionaron con la fábrica de mosaicos y pensaban que yo trabajaba en la producción. Pero yo incluso desde mis primeros años en Blangino, me dedicaba a hacer rejas en mi tiempo libre.
El emprendedurismo es la capacidad de idear, gestionar y llevar a cabo proyectos, transformando ideas en productos, servicios y negocios en general. Y en ese plan están los Góngora actualmente.
Desde inicios de marzo arrancaron con una fábrica de revestimientos, un proyecto que lo pensaron por años, cuando quisieron revestir su casa y se dieron con precios muy elevados.
«Al negocio de revestimientos le busqué la vuelta. Como yo no tengo tiempo para hacerlo, se lo ofrecí a mis hijas. Ellas desde un principio me dijeron que sí», cuenta Roly. «Igual debo reconocer que yo desconfié un poco, pensé que me iban a abandonar a mitad de camino, pero no, todo lo contrario, están comprometidas y entusiasmadas. Se vienen temprano a trabajar con mi señora», relata risueño. «Obviamente yo las voy asesorando, pero ellas ponen enteramente la mano de obra en la producción», agrega.
La producción en «RUMIGS» ya está en marcha, en un galpón que la pyme le alquila a «Pirulo» Morano, y ya se ha hecho de algunos clientes. «Estamos renegando un poquito con el cemento, pero es porque no dispongo de tiempo para conseguir, y no quiero retrasar mis trabajos en la metalúrgica, pero ya de a poquito nos vamos a ir acomodando», manifiesta.
-¿Que es lo que ofrece RUMIGS?
Hacemos revestimientos para interiores y exteriores, que se hacen con cemento piedra y arena. Tenemos modelos simil piedra y simil madera. Apuntamos a tener un buen producto a un precio accesible. Cada vez más personas se están decidiendo a revestir sus viviendas de esta forma y nosotros pretendemos estar a la vanguardia, ofreciendo variedad, calidad y accesibilidad.
Roly se muestra entusiasmado con sus proyectos y confía mucho en que cada vez más clientes vendrán y que no sólo será bueno para él y su familia: «En principio estamos trabajando como una empresa familiar, esperando que nos vaya bien este camino que emprendimos. Pero, más allá de la rentabilidad que pretendo, en un futuro no muy lejano, me gustaría que podamos ofrecerle trabajo a algún vecino de Piquillín».
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