Verónica Morano: «Añoro la bella infancia que pasé por esas calles»

La artista lleva media vida residiendo lejos de Piquillín pero cada vez que puede viene a visitar a «sus pilares», Chela Troncoso y Olga de Giampieri. Dice que cuando anda por el pueblo siente el amor de las personas hacia ella y hacia su familia.

«Yo dejé Piquillin a mis 23 años, cuando me casé, por cuestiones laborales nos fuimos junto a mi marido, Mariano Giampieri», cuenta Verónica Morano, piquillense de nacimiento que lleva media vida residiendo fuera del pueblo.

La pareja tuvo en aquel entonces como primer destino la ciudad de Jesús María: «Al principio fue duro, veía a mi familia todos los fines de semana que me venia desde allá, casi siempre junto a mi pequeña Julia», cuenta la artista y eximia ama de casa, como ella misma se define.

«Todo cambió cuando tuvimos que tomar la decisión de irnos del país, rumbo a Santa Cruz de la Sierra. Fue una decisión inesperada y muy fuerte en lo personal, porque era muy joven y dejábamos mucha familia y amigos», rememora.

«Siempre he sido una mujer muy fuerte y capaz de superar distintos obstáculos que se atravesaron en el camino», expresa sobre como pudo sobrellevar ese momento, quien también se dedica a la parquización en la ciudad boliviana en la que reside.

Ademas de tu familia, ¿que es lo que te trae a visitar Piquillín cada vez que podés?

Bueno, mi principal pilar es mi madre Chela Margarita Troncoso, luego mi segunda madre Olga Farias de Giampieri, como también mis hermanos, sobrinos, amigos y el afecto de la gente, principalmente porque no cambia nunca, es raro decirlo, pero siempre cuando voy por las calles me saludan con un: «¡Hola Verito!», y eso me lleva a mi infancia, la emoción es muy fuerte, se siente el amor de las personas hacia mi y mi familia.

-¿Qué es lo que más extrañas de Piquillín?

Recuerdos de mi Madre… añoro la bella infancia que pasé por esas calles, todo tiene un recuerdo para mi.

-¿Qué sensaciones tenés cada vez que volvés al pueblo?

Sinceramente me encanta volver a ver todo lo que tenia la vida que llevábamos, esa infancia tan sana y divertida. Pero también cuando llego y empiezo a ver que mucha gente ya está falleciendo, eso me conmueve mucho y me cuesta manejarlo. Esa es la parte que mas sufro.

-¿Vas a volver a residir en Piquillín alguna vez?

¡Nunca digas nunca!

Verónica y Mariano junto a sus hijas Julia y Mora.