Tras más de 60 años, la YPF Strumia se mudará este año al costado de la Autovía 19. Ademas del expendio de combustibles (GNC incluído), contará con muchos otros servicios. «Es una estación para los proximos 30 años», dijo Ariel Strumia.
«En el momento en que la ruta se corrió del pueblo, el consumo cayó en un 50%», así, sin rodeos, sin maquillar la respuesta y mucho menos la cifra, Ariel Strumia, el dueño de YPF Strumia, reconoce el fuerte impacto que tuvo para su estación de servicio, quedar fuera del trazado de la autovía 19.
«Mas allá del impacto económico, hubo un impacto psicológico hacia Analía (su esposa) y hacia mi, que somos los que estamos al frente de la empresa. Imaginate que yo nací y me crié en la estación, al igual que mis hijos. Yo estoy al frente del negocio desde los 18, hoy tengo 47, casi 30 años en este lugar«, cuenta el empresario piquillense.
«Cuando vimos el avance de la autovía, comenzamos a planear el traslado de la estación y en un primer momento YPF no aceptaba ese movimiento», comenta Strumia. «Recién cuando vieron como cayeron las ventas, me dieron la oportunidad de mostrarles mi proyecto. Por suerte logré entusiasmarlos y que me aprueben el traslado de la boca», acota.
-¿Cómo te afectó emocionalmente tomar la decisión del traslado?
Fue difícil, pero era necesario. Pienso en ese cambio que le hicimos a la estación en 2007, para el 50º aniversario, y ya ahí fue complicado, porque la remodelación nos llevó a tener que tirar algunas cosas que habían estado en pie desde siempre. Eso ya fue un gran cambio. Ya pasaron 14 años de eso y las instalaciones están nuevas, adecuadas a las últimas normas de seguridad, y de repente teníamos que volver a empezar, dejar todo esto que construimos y movernos a un nuevo espacio.
La nueva estación de servicio que proyecta Ariel Strumia y que desde 2019 se está construyendo, será ocho veces más grande que la actual, en un predio de 12 mil metros cuadrados, que no solo contará con expendio de combustibles, si no que habrá un full service, baños, las oficinas de la empresa, locales y depósitos para su venta de repuestos y de ferretería, otros cuatro locales comerciales para alquilar y hasta un cajero automático.
«Al principio, cuando YPF no me daba el ok, con Analia comenzamos a planear una estación de gas. Era nuestro proyecto para ir a la ruta, sabíamos que algo teníamos que hacer, que no podíamos quedarnos acá», confiesa Ariel, sentado en la silla del Servicompras que pronto ya no será lo que es.
«Cuando recibimos la aprobación de YPF, ya estábamos embalados con lo del gas. Y con un montón de ideas que fueron surgiendo, ahí fue cuando lo convoqué a Enrique, para comenzar a trabajar en el diseño de un estación para los próximos 30 años», recuerda Ariel.
Enrique es el arquitecto «Quique» Verzino Carrara, a quién ya le había confiado dos proyectos anteriormente, y que lo acompaña en esta entrevista, tal como lo hace a diario en la obra.
Ariel dice que calcula que van a estar vendiendo el combustible en la nueva estación a partir septiembre y que el gas podría estar para fin de año: «Hay mucha burocracia en cuanto a los gasoductos, que tienen que cruzar las vías y la ruta. Pero de nuestra parte hemos ido haciendo las obras necesarias para cuando el gas llegue a la estación».
-¿Cómo creés que va a impactar tener una estación con GNC en Piquillín y la zona?
Va a haber un buen impacto en Piquillín, más allá de no tiene un parque automotor tan numeroso. El mayor impacto va a ser en la zona, en Río Primero, y cuando se habilite la autovía hasta Santiago Temple y Tránsito, un importante flujo de vehículos que se trasladen a Córdoba, van a terminar desembocando acá. Hay que tener en cuenta que va a ser la primer estación de GNC desde San Francisco hasta acá, sobre la autovía.
«El impacto de la obra en si, va mas allá de la carga del combustible. Esto va a estructurar al pueblo. Ariel tiene hoy muchos emprendimientos que están pensados para la zona norte de la localidad. Este proyecto va a generar un movimiento alrededor, que va a permitir la llegada de inversores y un crecimiento del pueblo. Todo eso está planificado», entra en la conversación el arquitecto Verzino Carrara.
«Nosotros proyectamos un loteo, está la idea de que haya un hotel, un restaurante, alguna concesionaria de vehículos y de maquinaria agrícola. Se va a armar un polo comercial que provocará una sinergia junto a la estación, para el crecimiento del pueblo«, agrega Ariel
«Piquillin tiene una cultura de que sólo la municipalidad tiene que encarar los emprendimientos inmobiliarios. Creo que es momento de que los privados también lo hagan y que el municipio acompañe regulando la actividad, y exigiendo obras que beneficien a los vecinos de la localidad», proyecta.
-Planifican la instalación de un cajero automático en la nueva estación…
Ya en la actual estación teníamos la idea, de poner un cajero automático. Cuando pedí el diseño de este proyecto, una de las primeras cosas que remarqué es que tenía que haber un cajero. Hoy estamos en tratativas con el Banco de la Provincia, hemos enviado notas nosotros y desde el municipio también. En caso de no llegar a un acuerdo con ellos, lo haremos a través de algún banco privado, pero un cajero va a haber, antes de fin de año seguramente.
Ariel y Quique insisten en remarcar que la instalación de la estación de servicio creará un polo comercial, que hará que la gente no se acerque sólo a cargar combustible, si no que podrá ir a buscar comida, ir de compras a locales comerciales, y en el que los camioneros tendrán un lugar especial-
«Va a a haber un espacio destinado al estacionamiento de camiones, con baños independientes para hombres y mujeres, con duchas individuales para ambos sexos y hasta está la posibilidad de instalar una balanza, pero primero queremos centrarnos en terminar la obra, para después ir agregando servicios», destaca Quique.
«La verdad es que el camión genera un gran movimiento a diario y tenemos que estar a la altura para darle el mejor servicio a los choferes. El sistema de duchas será con fichas gratis para los clientes, y tendrá un costo mínimo para los demás. Y las mujeres tendrán su espacio, para que aquella mujer al volante o la compañera del camionero puedan sentirse cómodas», agrega Ariel.
El arquitecto aprovecha para destacar la visión de Strumia: «Tiene una una mirada adelantada de lo que se viene para el pueblo y para la empresa en sí. No está improvisando en nada, todos los movimientos que está haciendo, tienen un sentido, el crecimiento de la empresa a la par de la localidad».
«Es un empresario de los que le gusta estar en la obra, ver cada paso, ir aprendiendo y corrigiendo errores sobre la marcha», sigue. «También le da mucho valor a la parte humana del proyecto, y eso es muy valorable, ya que no todos lo hacen», opina quien diseña esta magnífica obra.
«Planeo que la estación sea la vuelta del domingo, el lugar de reunión para los productores, y para los que simplemente quieran tomarse un café o ver un partido de fútbol. Más que una estación de servicio, lo pensamos como un lugar de encuentro para la comunidad«, reflexiona Ariel.
«Yo soy la cara visible en esta obra, pero esto es un proyecto familiar, en el cual todos estamos viviendo la experiencia. Analía aporta su mirada mas aguda y optimista. Al igual que mis hijos Lucas y Constanza, que también han trabajando, contándonos los intereses de las nuevas generaciones», confiesa el empresario piquillense.
Ariel se comienza a quebrar cuando menciona: «Mi vieja, como siempre ha sido tan especial. Nos ha dado todo el apoyo, a pesar de la tristeza que le produce cerrar esta estación y mudarnos». Y continúa: «Por otro lado está contenta por esta locura que emprendimos».
«Sé también que esta orgullosa porque lo que estamos haciendo no es sólo por nosotros. Esto es por el pueblo, ella sabe que yo lo hago por el pueblo», relata emocionado.
Un periodista debe saber cuando preguntar y cuando parar de hacerlo, y la emoción de Ariel marca el fin de la entrevista. Ya habrá tiempo para mas preguntas.