Gabriel Giraudo: «Mientras tenés vida, lo demás se arregla»

Tras sufrir un accidente laboral que le cambió la vida, Gabi encontró fuerzas en su familia y en el deporte: «La vida sigue y hay que vivirla, más que nada por los que me han apoyado, para no defraudarlos», reflexiona.

Cuando hablamos de resiliencia, esa palabra tan de moda hoy en día, generalmente nos referimos a una persona que ha sido capaz de superar alguna dificultad y seguir adelante con su vida. A veces se trata de evitar la repetición, pero resiliencia es precisamente la palabra que describe a la perfección a Gabriel Giraudo.

«Lo primero que sentí fue una gran tristeza, sobre todo la incertidumbre de saber qué iba a pasar conmigo, si me iba a salvar y cómo continuaría con mi vida», relata Gabi, quien a principios de mayo sufrió un accidente laboral que le obligó a amputarse el brazo izquierdo.

«En ese momento se me pasaron muchas cosas por la cabeza, pero lo primordial era seguir con vida. Pensé mucho en mi familia, somos muy unidos, y sentí que tenía que ser fuerte por ellos», agrega.

-¿Te reprochas algo de aquel momento del accidente?

Sí. Me reprocho el descuido, saber del peligro y, siendo algo que había hecho muchas veces, no haber tomado los recaudos necesarios.

-¿Recordás cómo recibiste la noticia de que serías amputado?

Desde el primer momento supe que era difícil recuperar el brazo, pero pensé que lo principal ya no era el brazo, sino mi vida. Tuve la suerte de tener a uno de mis hermanos cerca, quien me pudo llevar hasta el centro de salud desde donde me derivaron al hospital.

-¿En quiénes te apoyaste luego del accidente?

Me apoyé en mi esposa, mis hijos, mis hermanos, mi madre, mi familia y mis amigos cercanos. Ellos fueron pilares fundamentales para sobrellevar los primeros días, sobre todo, por ellos no me podía dejar vencer y tenía que intentar superarme. Más que nada, por mis hijos, que aún son jóvenes y siento que me necesitan.

Mi mujer siempre está pendiente de mí, y a veces se enoja porque no me dejo ayudar. Es difícil de pronto depender de otros, y me cuesta recibir esa ayuda.

También quiero mencionar a muchas personas que me enviaron mensajes, algunos de los cuales no esperaba. Todos me ayudaron a seguir adelante.

-¿Cómo es tu vida ahora?

Trato de que sea lo más normal posible. A esta altura, lo único que me interesa es disfrutar, trabajar y hacer las cosas lo mejor que pueda. Aunque tengo limitaciones, me voy adaptando, superando y, sobre todo, cambiando la cabeza, algo en lo que el deporte me ayuda mucho. Entendí que las cosas las puedo hacer, quizá de otra forma o con otros tiempos, pero estoy aprendiendo a vivir de nuevo.

Aunque había comenzado a practicar pádel solo unos meses antes de aquel trágico incidente, Gabi encontró en este deporte una forma de sanar, una actividad que, además de ser recreativa, se convirtió en su terapia. «El deporte me ayuda mucho a desconectarme de ese momento en que la cabeza se quiere dejar vencer», admite.

«Al pádel lo descubrí más por curiosidad que por ganas, pero me gustó. Tras el accidente lo tomé como una ayuda para desconectarme de los problemas», describe.

Gabi reconoce que el pádel ha sido de gran ayuda y que siempre está tratando de progresar, como lo hizo en otros deportes. «Me gusta la competencia, ver en qué lugar estoy, si me supero», confiesa.

El exfutbolista (jugó en la primera de Racing de Córdoba) comenta que participar en su primer torneo le permitió desconectarse un poco de las miradas y que fue un orgullo para él que su hijo menor lo invitara a ser su dupla.

«La vida es lo principal, mientras tengas vida, lo demás se arregla», reflexiona, aunque admite que «lleva tiempo» y que «a veces cuesta; para mí no fue fácil».

«La vida sigue y hay que vivirla, más que nada por los que me han apoyado, para no defraudarlos», concluye.