El futbolista piquillense forma parte de un histórico Central Córdoba de Santiago del Estero. Recuerda su formación en Belgrano, en donde jugó en la Reserva, y sus raíces en Sol de Mayo.
Yuri es gigante. Pero no por sus 1,90 metros de altura, sino por haber llegado, con esfuerzo y perseverancia, a un lugar al que pocos alcanzan: la Primera División del fútbol argentino. A sus 23 años, el defensor nacido en Piquillín se ganó un lugar en Central Córdoba de Santiago del Estero, luego de un largo camino que incluyó formación en Belgrano y raíces forjadas en el Club Sol de Mayo, donde comenzó a soñar con ser futbolista.
– ¿Cómo te sentís en Central Córdoba, donde por fin tuviste los minutos en Primera que no se te dieron en Belgrano?
Me siento bien en el club. Central Córdoba es una institución que en los últimos años viene creciendo de forma gigantesca y haciendo cada vez más grande su historia. Desde mi lugar voy a estar siempre muy agradecido porque fueron quienes me abrieron las puertas para poder sumar minutos en la Primera División del fútbol argentino.
– ¿Cómo viviste esos logros, sobre todo la conquista de la Copa Argentina y el histórico triunfo ante Flamengo?
Sobre la Copa Argentina, si bien no tuve tanta participación en partidos, el ayudar desde mi lugar y crecer junto al grupo para conseguir ese logro histórico fue hermoso. Si te digo que al llegar pensábamos que íbamos a salir campeones, te mentiría. Pero con el día a día el grupo se fue convenciendo de que se podía… y se logró.
En cuanto a la Copa Libertadores, seguimos con la misma mentalidad del año pasado. Hubo un cambio grande de jugadores, pero la mentalidad fue la misma. Lo de Flamengo fue muy lindo: ganar en un estadio con tanta historia como el Maracaná y ante un equipo de jerarquía se siente muy bien. Pero no hay que olvidarse que esto es fútbol y ahí dentro somos 11 contra 11. Nos quedó una espina grande por haber quedado afuera después de una gran fase de grupos. Sacar 11 puntos en Libertadores no es nada fácil. Pero bueno, esto es fútbol y no siempre sigue una supuesta “lógica”.


Yuri consiguió en Central Córdoba y de la mano del DT Omar De Felippe, sus tan ansiados minutos en primera división.
– ¿Sentís que tenés una deuda pendiente con Belgrano, el club que te formó?
Yo a Belgrano lo amo. Es la institución que me formó, no solo como jugador, sino también como la persona que soy hoy. Siempre uno sueña con poder sumar minutos ahí. Pero la vida quiso que no fuera en Belgrano, sino en otro lugar. Así que también estoy agradecido por eso.
– ¿Tenés referentes en el fútbol que te marcaron?
Uno siempre mira a los jugadores de élite y quiere verse reflejado en ellos, pero siempre digo que hay uno que me enseñó sin saberlo: Wilfredo Olivera. Cuando estaba en Belgrano y a mí me tocaba subir a Primera para dar una mano, él fue quien me trató muy bien y aprendí muchas cosas de él. Observaba y trataba de absorber todo, no solo como futbolista, también como persona. Algún día espero agradecerle en persona.
– ¿Y fuera de la cancha, tenés referentes en la vida?
Siento que me crucé con mucha gente buena que me ayudó y me enseñó cómo enfrentar la vida. No tengo un solo referente; soy de observar mucho y aprender de cada persona y cada situación.
– ¿Qué sueños o metas te quedan por cumplir en el fútbol?
Más que sueños, hoy son metas. A corto plazo, una de ellas es poder consolidarme en Primera División.


Yuri tuvo un destacado paso por la Reserva de Belgrano, en donde supo ser referente y capitán.
– ¿Qué recuerdos te vienen cuando pensás en tus inicios en Sol de Mayo, allá en Piquillín?
Una infancia hermosa, sin maldad, solo jugando al fútbol. Las personas que estaban en Sol de Mayo no se imaginan lo que generaron en mí como niño. Siempre dispuestos a ayudarte sin pedir nada a cambio, solo para vernos jugar y ser felices. Siempre voy a estar agradecido. Obvio que también me acuerdo de cuando el «Flaco» González se enojaba y nos retaba… pero creo que igual lo hacíamos feliz. ¡Jajaja!
– Jugabas como mediocampista en ese entonces. ¿Cómo fue que pasaste a la defensa?
El cambio de posición fue en Belgrano. Apenas llegué, fuimos a un campeonato y yo estaba en el banco. A un defensor le pasó algo, y le dije al DT que podía jugar de defensor. Me dijo que calentara, entré… y parece que le gusté. O tal vez fue por la altura nomás, ¡jajaja! Desde ahí quedé como defensor.
– ¿Qué consejo le darías a los chicos que sueñan con ser futbolistas?
Que esta es una carrera hermosa, pero también muy complicada e injusta muchas veces. Te da grandes alegrías, pero no todo es color de rosas. Hay que entrenar más la cabeza que el cuerpo por los momentos difíciles que podés atravesar. Saber esperar las oportunidades y estar siempre preparado. Aunque parezcan lejanas o imposibles, en algún momento llegan. Y ahí es donde tenés que estar listo.


Central Córdoba le dio su primer título al futbolista: «Voy a estar siempre muy agradecido porque fueron quienes me abrieron las puertas para poder sumar minutos en la Primera División».