Tras su gira por España y Portugal con Entrevero, el músico piquillense cuenta la experiencia y los conocimientos que adquirió en este viaje, «que los unió aun más como grupo».
El músico piquillense, Luciano Ullúa, una década después, volvió a llevar su música a Europa (en 2012 había viajado a Francia), esta vez acompañado por su banda, Entrevero.
El artista y su conjunto folclórico, a principios de agosto fueron parte de una gira por España (y también Portugal), acompañando al Ballet de Danzas Folclóricas de la ciudad de Córdoba, «Acuarelas Americanas».
«La profe de la Academia nos escuchó en un evento y nos propuso acompañarlos en esta gira», cuenta Lucho sobre como se originó este viaje para la banda. «Le gustó nuestra música. Dijo que era lo que necesitaba para la gira», amplía.
Cruzaron el charco además, otros dos miembros más de Entrevero, Sergio Farnochi y Nicolás Baravalle (ambos de Arroyito). «Hernán (Noriega) no podía realizar el viaje. Entonces buscamos un guitarrista y un tecladista, que hacía vientos también, para completar la banda», describe.
«El viaje duró 20 días. Después de girar con la Academia, estuvimos con la banda tocando en Barcelona, en dos peñas organizadas por argentinos. Eso estuvo espectacular, fue algo muy bueno y aprovechamos para presentar el Gatunga en el Viejo Continente», comenta con entusiasmo el creador de un nuevo estilo bien cordobés.
-Contanos un poquito más en detalle lo que fue la gira…
Fue una gran experiencia, conociendo músicos de todo el mundo, con los que estuvimos conviviendo por 15 días en el Colegio San José en Villafranca de los Barros, en la provincia de Extremadura, diputación de Badajoz. Compartimos con gente de Uzbekistán, Bosnia, Polonia, Serbia, Perú, Ecuador y México. Hicimos grandes amigos allá y lo pasamos muy bien compartiendo cada uno su música.
-¿Fue difícil la comunicación con quienes no hablaban español?
Eh… nos entendíamos como sea, la música es una sola, es universal. Entonces, con mucha voluntad y entusiasmo nos hacíamos entender y comprendimos lo que nos estaban diciendo. Eso creo, jaja.
-¿Fue un viaje enriquecedor desde lo musical?
Totalmente. Terminamos aprendiendo sobre diferentes estilos de música y pasos de baile. Nos nutrimos de las distintas culturas y de las amistades que supimos cosechar.
-¿Algún tipo de música te quedó grabada en la cabeza?
Sí, por suerte disfrutamos de muchas cosas lindas. Después, cada uno tiene su particularidad, por ejemplo Uzbekistán tiene mucho tambor, le meten violín también y un instrumento del que no me acuerdo el nombre, pero es como si fuera una guitarra. Me encantó la música de Ecuador también y de México, con sus trompetas y trombones. Con los mexicanos tenemos bastantes cosas en común y a ellos les gusta mucho una banda cordobesa, Los Caligaris.
-¿Como fue la relación entre los miembros de la banda?
Espectacular. Este viaje nos unió mucho como grupo, nos conocimos más entre nosotros y compartimos algo inolvidable. Me tocó convivir más con Nico, porque compartíamos habitación, pero todos estuvimos muy unidos tanto arriba como abajo del escenario. Nos dieron ganas de seguir creciendo profesionalmente, la experiencia de tocar todos los días, de subir al escenario con ganas o sin ganas, fue una prueba que superamos con mucho empeño.
-¿Planean volver a realizar una gira similar?
Las ganas siempre están y hay alguna que otra propuesta dando vueltas. Quizás el año que viene podamos repetir la experiencia. Pero lo tomamos con calma, si se da la oportunidad, bienvenida sea.
-Mientras…¿cuáles son los próximos objetivos de la banda?
En principio cumplir con todos los compromisos que tenemos en la región, que por suerte son muchos. Después, nos gustaría poder llegar a los grandes festivales. En Córdoba tenemos a Jesús María y Cosquín, que son de los más grandes y prestigiosos del país. Llegar a esos escenarios es un sueño que tenemos desde hace bastante tiempo. No se dio aun, pero yo creo que si seguimos así, por este camino, pronto llegará. Mientras, debemos seguir trabajando para ser mejores cada día.