Ocho hinchas fortineros mantienen viva la pasión por la V azulada en esta localidad. Historias de un amor que trasciende fronteras y se transmite de generación en generación.
Por una cuestión geográfica, no es muy común encontrar hinchas de Vélez Sarsfield por estos lados, pero los hay. En este pequeño «censo» que hicimos por el nuevo título del equipo de Liniers, al menos ocho velezanos habitan en Piquillín.
Si existiera algún método para «medir» la pasión, tal vez Juan Pañutti sería el más moderado de los fortineros de Piquillín. El sonidista y DJ, que hasta hace unos años era el único hincha de Vélez en el pueblo, se encontró este domingo con un dilema. Y es que Juan también simpatiza con Talleres, el otro aspirante al título. «Hubiera preferido que Vélez ganara la Copa Argentina y Talleres el torneo, pero bueno, se dio así«, expresa con una mezcla de emociones este fortinero que comenzó a seguir al conjunto de Liniers durante su época dorada, cuando era dirigido por Carlos Bianchi. «Me gusta su escuela futbolística, su estilo de juego«, comenta.
Juan coincide con Alba Farina en que su gran ídolo es el paraguayo José Luis Chilavert. «Albi», otra velezana, reconoce al arquero paraguayo como uno de los principales motivos por los cuales alienta al club de Liniers. «Vélez es un sentimiento inexplicable. Además, es una institución humilde, ordenada, con valores, que son los que trato de transmitirles a mis hijos«, cuenta Alba, quien reside en la localidad desde hace varios años.
Justamente, sus hijos son otros velezanos de alma que habitan en suelo piquillense. «Tenía siete años cuando me enamoré de la camiseta y del club. Yo era de Boca, pero me hice de Vélez sin pensar en lo que vendría«, cuenta Daniel, hijo de la propietaria de una tienda de ropa.
«Cuando terminó el partido, tuvimos lágrimas de alegría con mi hija Candela, la del medio. También la más chiquita es de Vélez y estuvo con nosotros«, comenta Daniel, quien transmite a sus hijas su amor por Vélez, aunque aclara: «Yo les muestro lo que es Vélez, pero no las obligo; que ellas decidan«.
El chofer de transporte de cargas no solo «contagió» a sus hijas este sentimiento, sino que a su hermana Sol le transmitió una pasión tan grande que la convierte, apelando a esa supuesta forma de medir la pasión, en la más ferviente velezana de Piquillín.
«Soy hincha desde los cinco años más o menos, y mi hermano Daniel me llevó a amar este club», coincide Sol. La joven comerciante de 23 años comenta que fue un golpe haber perdido la final de la Copa Argentina, y que la semana pasada vivió el peor estrés de su vida, pero que, aún así, siempre tuvo fe en el equipo. «Pasar de pelear el descenso a ganar la copa es algo inexplicable, como lo es la alegría que siento hoy. En mi corazón siempre supe que seríamos campeones«.
Sobre las chicanas con amigos hinchas de Talleres, Sol remarca que existieron, pero siempre desde el respeto: «Con uno de los que hablábamos es con Diego Mengo, que después me felicitó por el título«.
Sol recientemente estuvo en la emocionante semifinal de la Copa Argentina que Vélez le ganó a Boca, y además cuenta con una colección de camisetas con la V azul, incluso autografiadas, una por uno de sus ídolos, el ya retirado arquero Marcelo Barovero.
Finalizando el recuento, encontramos a una pequeña hincha de Vélez de 9 años, Paulina Argüello. Otro sentimiento transmitido, en este caso por su madre, Eliana, oriunda de Santa Fe. Su padre, Alexis, fanático de Talleres, expresó a este medio que, a pesar del sinsabor, «la alegría de mi hija es mi alegría«.
Vélez ganó este domingo un título de Primera División tras once años, y por un rato, la alegría velezana se pudo sentir en Piquillín.





