Carina Ramos se mudó a Estados Unidos hace poco más de dos décadas, pero confiesa: «Siempre miro a mi pueblo a través de Google Maps». Cuenta lo bueno y lo difícil de residir tan lejos de sus afectos.
Según diferentes estadísticas, más de 100 mil argentinos se fueron del país tras la crisis del 2001. Los datos carecen de exactitud, y según la fuente pueden ser algunos miles más u otros tantos menos. Lo cierto es que con el «corralito», el desempleo récord, el recorte a las jubilaciones y la economía sumamente estancada, a muchos argentinos no les quedó alternativa más que emigrar.
Una de esas personas es Carina Ramos, una piquillense de 31 años en aquel momento (hoy 52), que con mucho dolor decidió junto a su marido Ricardo, probar suerte en otro país. Y se fueron a Estados Unidos, a darle un futuro mejor a la familia que conformaban junto a Baley, su hijo.
-¿Porque tomaste la decisión de irte del país?
Bueno, la decisión fue muy difícil de tomar. Tenía a mi hijo pequeño, había una crisis muy grande en Argentina y sentí que ya no tenía oportunidades para mí y mi familia, que se me cerraban las puertas después de haber estudiado y no quise eso para mi hijo.
-Más allá de la crisis, ¿te fuiste por alguna oportunidad concreta o sólo fue lanzarse a la suerte?
Me vine con mi esposo uruguayo y mi hijo de apenas 4 años. Fue dura la decisión de irme, muy dura. Siempre pienso cómo hubiese sido nuestra vida si nos hubiésemos quedado. Acá me enfrenté con otra cultura, con otro idioma, hasta el español aquí era distinto. Llegamos sin nada, sólo con ayuda de conocidos y familiares de mi esposo, que ya vivían aquí. Dejé todo allá, sólo me traje una valija con unas pocas cosas.
Que oportunidades les surgieron allá?
Laboralmente todos crecimos mucho aquí, encontré oportunidades de trabajo sin ninguna condición. Hoy trabajo como manager en una gran compañía de comidas rápidas (Subway). Manejo y contrato personal en la parte de recursos humanos. Hoy mi hijo ya tiene 25 años y es un profesional de la salud. Pero me hubiese gustado no tener que dejar mi país.
-¿Se te viene a la mente aquel 2001 cuando ves en las noticias la crisis actual argentina?
Si, totalmente, se me viene todo eso. A veces la gente piensa que uno se quiso ir, pero la verdad es que no tuve muchas opciones.
-¿Que estudiaste mientras aún estabas en Argentina?
Estudié Guía de Turismo y trabajé bastante en la ciudad de Córdoba. También estudié Comunicación Social y trabajé para una productora rosarina. Mi gran logro allí fue entrevistar al gobernador Angelóz.
-¿Qué recordás de aquella entrevista a Angelóz?
Fue muy buena entrevista. Me habló sobre su gobierno y siempre recuerdo que cuando terminó la nota me preguntó: «¿porque estás trabajando para Rosario y no para nosotros?».
Carina confiesa que hoy es muy difícil volver a residir en la Argentina, tras dos décadas residiendo en Miami, pero a la vez deja una puerta abierta cuando dice: «Nunca se sabe, se extraña. Allá están mis raíces y mi familia que adoro».
-¿Volviste alguna vez a Argentina desde que te fuiste?
No, no volví más. Siempre traje a mi mamá, a mi hermana y a mi sobrino para que vinieran a visitarme. Pero no pude volver.
Carina pasó toda su infancia en Piquillín, fue a la escuela primaria Domingo Faustino Sarmiento y recolectó amistades y anécdotas en el pueblo: «Yo me relacionaba mucho con mis vecinos, recuerdo ir a la casa de mis abuelos el Día del Niño, ahí mi abuelo nos hacía chocolate con facturas».
Por esos años forjó una gran amistad con la que considera su «amiga del alma» y con la cual hoy sigue teniendo una gran relación; Bibiana Garella: «Mi amiga, me despedí de ella la noche anterior a emigrar, siempre recuerdo nuestras largas charlas, entendernos con solo mirarnos. No la vi mas pero siempre estamos en contacto y siempre la espero».
Antes de irse a Estados Unidos, Carina tuvo una etapa de residencia en la ciudad de Córdoba, en donde estudió, trabajó y se casó: «Me fui de Piquillín a los 18 años, pero siempre visitaba el pueblo».
-¿Que es lo que más extrañas de Piquillín?
Extraño mi casa, a mi papá, a mis hermanos y a la gente. Siempre miro a mi pueblo a través de Google Maps. A veces cierro mis ojos y me imagino que estoy ahí. Piquillín siempre está en mi corazón.
-¿Como lo ves a Piquillín desde la distancia?
Lo veo lindo, que ha crecido, pero no lo suficiente. En realidad eso caracteriza a Piquillín, es un pueblo pequeño con gente muy linda. Ahí crecí y es donde tengo las cosas más importantes, como mis recuerdos, mi infancia, y mi familia.
-¿Que aconsejas a aquellos que están hoy en una situación similar a la tuya antes de partir?
Les digo que es muy difícil dejar todo, pero a veces el destino de uno está en otro lugar. Yo aquí encontré miles de oportunidades. Yo me fui para que mi hijo tenga un futuro y lo logré. No me arrepiento, a veces hay que dejar todo y empezar de cero.
–¿A quiénes de los que podrían estar leyendo esta nota te gustaría saludar especialmente?
A todos los que me quieren en Piquillín. A mis hermanos, sobrinos y a mi papá «Chiquelín». Besos y abrazos a la distancia.